Espíritus de ceniza

—Estoy loco por ti… Porque no se trata de con cuántas personas me he acostado, sino de lo poco que han significado para mí. Te quiero en mi vida. —Y yo te quiero en la mía, pero entiende que me cueste aceptar a alguien con un espíritu tan libre como el tuyo si eso implica la condena del mío. Desde que Fabi decidió elegirse a sí mismo, los juicios morales han conseguido que incluso respirar le cueste. Su único oxígeno es Daniela. Acariciar su piel, fundirse en su boca o perderse en su cuerpo hace que los problemas carezcan de importancia y que los malos recuerdos sean suplantados por momentos que almacenar y mil sueños por cumplir. Dani siempre se ha sublevado; su naturaleza rebelde la impulsa a luchar por esos ojos oscuros como la noche de los que, sin oponer resistencia, se ha enamorado. Hasta que los secretos dejan de ser secretos… Cuando el tiempo se convierte en enemigo y las dudas se hacen insoportables, puede que ni siquiera un amor tan profundo logre impedir que dos espíritus afines, nacidos para complementarse, sean consumidos por el orgullo, la rabia y los miedos hasta reducir a cenizas todo lo que construyeron.